Seguramente hoy en todas las redes y canales de difusión mediática vas a encontrarte con que es el día mundial del Alzheimer y verás noticias del tipo que si Pepe acompaña a su madre, que si Antonio le pone música, le cocina a diario y cosas así. Nos van a ofrecer algunos datos, cifras y cerrarán para pasar a otra cosa.
El Alzheimer no es una vez al año, no es una gripe estacionaria, afecta (y mucho) a las familias cuidadoras y a las personas que tratan a diario con esta enfermedad. El Alzheimer no solamente afecta a la memoria como nos mostraba anoche nuestra compañera logopeda en el ciclo de charlas organizadas esta semana.
Este año hemos asistido a que Consellería no incluía en sus convocatorias de ayudas a las mujeres cuidadoras como personas en riesgo de exclusión social, hemos tenido que aguantar hasta el mes de mayo de este año con las mascarillas puestas, aunque en su día cuando se empezaba a vacunar al personal sanitario no se consideraba a los trabajadores como personal en riesgo, es cuanto menos curioso que para unas cosas si y para otras no.
También hemos asistido al recorte progresivo en ayudas públicas y al retraso exagerado en la resolución de convocatorias y no digamos ya en el cobro de las mismas, lo que hace muy difícil el poder planificar correctamente servicios y actividades sin tener dinero para pagar y sin saber cuánto nos van a conceder.
Aún así, continuamos ofreciendo nuestros servicios en Aspe, Hondón y La Romana y ampliando el número de personas atendidas sin dejar de recordar a los seres humanos que se nos ha ido este año que es quizá la parte más desagradable de nuestro trabajo.
Seguimos porque nos gusta y creemos en lo que hacemos, continuamos trabajando porque gracias al esfuerzo combinado podemos mejorar y dar un trato digno a los usuarios/as en sus últimos años de vida y porque sin nuestro trabajo muchas cuidadoras estarían solas sin tener a quien acudir simplemente para expresar sus sentimientos, el desánimo o la rabia que sienten.