La enfermedad de Alzheimer, como es sabido, es una enfermedad, que no solo afecta gravemente a la persona, que físicamente la padece, sino que afecta también, y de la misma consideración, a los familiares del enfermos, y mucho más a la persona que ejerce como cuidadora principal, siendo este cuidador principal, en este tipo de enfermos, y ante la problemática que se presenta, normalmente, algún familiar directo del enfermo, normalmente una hija o el cónyuge del enfermo.
Para paliar las consecuencias físicas, psicológicas y sociales de la enfermedad , tanto en el enfermo como en su cuidador, además de las terapias farmacológicas, se crean, nuevos recursos que retardarán la aparición de síntomas y mejorarán visiblemente la situación del enfermo, y por ende, la de su cuidador principal. Entre estos recursos alternativos, se encuentran, aquellos que ofrecen las asociaciones de familiares, y en este caso, la Asociación “Aspe contra el Alzheimer”.
Las asociaciones, ofrecen actividades encaminadas a la estimulación de los enfermos, a través de los Talleres de Estimulación Cognitiva, que a través del trabajo sobre las capacidades que el enfermo aún conserva, se consigue un retraso considerable de la aparición de nuevos síntomas o el agravamiento de los que ya padece la persona enferma; ofrecen también actividades que fomentan las relaciones sociales entre los enfermos, motivando su día a día y llegando a crear nuevos lazos de amistad; ofrecen la posibilidad de establecer una rutina diaria que guía de forma inequívoca el día a día de estos enfermos, por lo general desorientados en el espacio y en el tiempo ; ofrecen servicios de Orientación, Apoyo, Terapia, Asesoramiento, Formación e Información a los familiares.
En determinadas ocasiones y ante determinados casos en los que bien el enfermo, o bien el familiar está impedido para acudir hasta el centro donde se ofrecen los servicios, éstos, tienen que ofrecerse de forma alternativa a la común, y es por eso que se crea la necesidad de recurrir a nuevos recursos, para intentar que la atención, llegue al mayor número de personas posibles y de la mejor manera posible.
Uno de estos recursos alternativos, es el del Voluntariado. Fundamental, no solo porque se amplia y mejora el servicio de atención a los afectados, sino, también porque, crea una nueva posibilidad de acción social y crea un nuevo ámbito de participación social, dando la oportunidad, de ejercer la solidaridad y el trabajo por una causa justa, a más gente, de una forma organizada, dentro de un marco programado de trabajo, con unos objetivos consensuados y ante todo con una motivación personal imprescindible para realizar este tipo de trabajos.
Los voluntarios son importantes, tanto para la propia Asociación, pues prestarán su apoyo para que todos los servicios y actividades que se programen salgan con éxito, como para las familias que ven como su problemática está respaldada por más gente, y cómo no para los propios enfermos que se siente más arropados todavía.
La relación que surge entre el voluntario y el enfermo, tiende a romper el aislamiento emocional de este último, y supone para la familia un apoyo que contribuye a disminuir el tremendo peso que esta enfermedad tiene para muchas personas que la padecen.
El papel que desempeña el voluntario con las familias y sus enfermos, es parte del apoyo social que envuelve a una familia. A través de las redes sociales, se resuelve una parte muy importante de la problemática que surge con esta enfermedad. No se recurre solo a profesionales. Este acompañamiento constituido por parientes, amigos, vecinos, voluntarios, aconseja, hace sugerencias, transmite información y experiencias vividas en situaciones parecidas, contribuyendo a construir las alternativas a seguir para solucionar o aliviar el problema.
El voluntario prestará apoyo emocional, de información, material.
Poder contar con una red de apoyo, supone para los familiares y ante todo para el cuidador principal que el estrés se vea reducido; y que se aumenten los recursos personales para combatirlo.
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